El suelo radiante permite reducir drásticamente el consumo eléctrico e incrementar el confort en el hogar. Se trata de un sistema de calefacción de inercia térmica lenta que utiliza todo el suelo como emisor de calor.
El funcionamiento de un suelo radiante es muy sencillo. Mediante una red de tuberías calentamos el suelo y una pequeña capa de mortero de varios centímetros. Las tuberías van a parar a una caja de colectores donde se encuentran los elementos de regulación y control de caudal.
Estos sistemas permiten controlar el nivel de temperatura de cada estancia de la casa. Hoy en día existen aplicaciones móviles y asistentes de voz que permiten gestionar fácilmente la climatización del hogar.
La instalación de suelo radiante no es compleja y es muy segura siempre que la realice una empresa homologada. Obedeciendo a la normativa vigente y por el propio confort la temperatura del suelo no superará los 29º.